Ante
las anteriores etapas de pesca salmonera que da comienzo y ante mi gran
cariño hacia el río Ulla, el que me vió y sigue viendo crecer, no
puedo dejar de reflejar la incertidumbre que sentimos toda esta
familia de amantes de la pesca y de la naturaleza. Nieto de un
apasionado de la pesca deportiva, tanto marítima como
fluvial-salmonera; vecino de un río que veo todos los días, amigo
de gentes, de buenas gentes que vivieron por y para el río,
porque... Amigos mios, ¿ Qué sería de nosotros, los ribereños,
sin este río?
Un río lleno de grandes maestros: Salvador Ortega, Louzao, Julio Gallego, Pepe Otero y sin olvidarme de mi amigo Juan Manuel de Sinde (conocedor del Ulla y de su historia más reciente). Nadie sabe más que ellos de salmones en el Ulla.
No puedo negarlo y admitir que aún sin salmones, sin reos, sin "troitas"... o por lo menos no tanto como antes, hay una segunda y tercera generación (si se me permite) que continúa luchando por seguir teniendo lo que nunca debió haber faltado en la vida del río: los peces y los pescadores, por mucho que lo pongan en duda.
Detrás de un río no hay sólo una corriente de agua con peces a los que engañar, sino cientos de vidas, miles de vidas, que formaron una cultura y que, por desgracia, hay algunos que se quieren cargar. Me imagino que por pura ignorancia y no por ser "no cosa buena".
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