jueves, 15 de noviembre de 2012

FRACASO GENERAL


Cuando en el ecuador de una nueva jornada de huelga general lo más elogiado por los principales sindicatos convocantes es la gran participación ciudadana, "a pesar de las duras circunstancias por las que atraviesa el país", y lo más valorado por los portavoces del Gobierno es la ausencia de incidentes de gravedad es que todo transcurrió según lo previsto.
Y eso que los días previos a la octava huelga general de la democracia habían estado marcados, curiosamente, por la ausencia de información sobre esta nueva protesta. En esto quizás tuvo algo que ver que la jornada de paros convocada por UGT y CC OO llegó justo cuando la presión sobre la prima de riesgo volvía a arreciar por las dudas que continúa generando Grecia y, en clave doméstica, por la negociación iniciada por el Gobierno y el PSOE para poner en marcha medidas que frenen el drama de los desahucios.
Al margen de estos dos asuntos, la guerra de cifras fue casi idéntica a la registrada en el paro del 29 de marzo. El seguimiento medio de la huelga general se situó en el entorno del 76% de los asalariados del sector público y privado, un total de 9,1 millones de los 11,9 millones de trabajadores llamados al paro una vez descontados los servicios mínimos, según CC OO, UGT y USO.
Y aunque estos datos suponían un descenso del 12% respecto a las cifras de seguimiento de la huelga aportadas el 29-M, fuentes sindicales calificaron de "rotundo éxito" que pararan más de nueve millones de asalariados en un país con más de cinco millones de parados y atribuyeron esa caída de participación precisamente en el descenso del número de ocupados.
Las cifras desagregadas por sectores confirmaron una vez más que las actividades en las que menos se secundó el paro dentro del sector privado fueron las del sistema financiero (41%), las comunicaciones (55%), el comercio (68%) y la hostelería (68%), frente al paro prácticamente total, de hasta el 95%, en la agricultura, ganadería y pesca o la industria, la energía y la construcción. En mitad de estas horquillas, se situaron los servicios postales (85%), las actividades inmobiliarias, administrativas, de limpieza y seguridad (80%) o las artísticas y el servicio doméstico (79%). Por otro lado, el seguimiento en la Administración fue del 66%, con especial incidencia en la administración local (75%) y la educación (75%), incluidos los centros privados.
Ira contra los bancos y los recortes
En el caso de la Administración central, el paro fue seguido por el 52% de los trabajadores, con menor intensidad que en la sanidad y los servicios sociales (56%) y la administración autonómica (62%). Por comunidades autónomas, los trabajadores de Cataluña, Asturias y Galicia, fueron los que más participaron en esta jornada de huelga general, con un seguimiento medio del 85% de los asalariados.
La patronal, por su parte, mantuvo el discurso defendido en las últimas semanas, desde que se hizo oficial esta huelga general (la segunda en menos de un año) algo que no había ocurrido nunca antes en la historia reciente de España.
Numerosas manifestaciones y un seguimiento irregular de las acciones de protesta en varios países de Europa caracterizaron la jornada del miércoles en contra de los ajustes y de las políticas de austeridad convocada por la Confederación Europea de Sindicatos (CES)

España y Portugal fueron los únicos que convocaron huelga general para la jornada del miércoles, mientras que el resto de países europeos se decantaron por la celebración de paros parciales, conferencias informativas sobre la situación de crisis económica y manifestaciones. 

En España, la jornada transcurrió con disparidad de opiniones sobre su seguimiento, ya que si bien el Gobierno mantuvo que existió una situación de normalidad y una incidencia limitada, los sindicatos hicieron hincapié en que fue un éxito y tuvo un respaldo masivo. 

Según fuentes oficiales españolas, a lo largo del día se produjeron diversos incidentes, con 142 detenidos y más de 74 heridos.

En Portugal, la jornada afectó de forma irregular a los colegios y los servicios estatales, se sintió con fuerza en el transporte público y poco en los comercios, según fuentes sindicales y medios de comunicación. 

Como es tradicional en Portugal, el Gobierno no hizo comentarios ni facilitó datos sobre la incidencia de la huelga, la tercera en un año, convocada por la CGTP en contra de la política de austeridad. 

En Grecia, las principales confederaciones sindicales del país, GSEE y ADEDY, así como el sindicato de trabajadores municipales (POE-OTA), han convocado una huelga de tres horas contra las políticas de austeridad, como continuación a la huelga general de 48 horas de la semana pasada, en la que la participación ha sido superior al 50 %, según una de las centrales convocantes. 

En Atenas, unas 5.000 personas, según la policía, participaron además en una marcha contra las políticas de austeridad en la que se han enarbolado banderas de los países más afectados por las políticas de recortes: Grecia, España, Portugal, Italia e Irlanda. 

En la capital belga, Bruselas, sede de las instituciones de la UE, entre 1.000 y 1.500 personas, según la policía local, se manifestaron frente a la sede de la Comisión Europea 

La protesta, convocada por la CES y los sindicatos belgas bajo el lema "Por el trabajo y la solidaridad en Europa. No a la austeridad", arrancó con una marcha frente a las representaciones ante la UE de Chipre, Irlanda, Portugal, España, Grecia y Alemania, y culminó con una concentración en pleno centro del barrio europeo. 

En Bélgica, las protestas se hicieron notar con fuerza en algunos sectores, especialmente el del ferrocarril, donde la huelga parcial convocada por los sindicatos dejó sin servicio el sur del país y provocó fuertes perturbaciones en el resto de regiones. 

Decenas de miles de trabajadores salieron a las calles en Italia en las más de cien manifestaciones que fueron convocadas este miércoles por el sindicato mayoritario, la Confederación General Italiana del Trabajo (CGIL)

A la convocatoria se sumaron también los estudiantes en varias manifestaciones contra los recortes en la educación, y en algunas ciudades, como Roma, Milán y Turín, se vivieron fuertes enfrentamientos con la policía que causaron varios heridos leves entre las fuerzas del orden. 

En la capital francesa varios miles de personas se dieron cita en la plaza de Montparnasse para dirigirse a la École Militaire, cerca de la Torre Eiffel, en la más relevante de las manifestaciones. 

Allí se concentraron los líderes de las mayores organizaciones sindicales, en una jornada en la que se convocaron en Francia cerca de 200 protestas. 

Cerca de dos centenares de personas se sumaron hoy al acto de solidaridad convocado por la Confederación Alemana de Sindicatos (DGB) en la emblemática Puerta de Brandeburgo en Berlín. 

Miembros de la DGB, pero también de formaciones políticas de la oposición socialdemócrata, verde y de la izquierda se sumaron a la protesta con una enorme pancarta en la que se rechazaban los recortes sociales en Europa. 

En el Reino Unido, decenas de trabajadores de la compañía Crossrail, dedicada a operar trenes, se manifestaron hoy cerca de la estación del metro londinense de Tottenham Court Road para expresar su solidaridad con los sindicatos europeos. 
El presidente de la CEOE, Juan Rosell, advirtió que el paro supone "un torpedo contra la recuperación". Además, tras calificar la movilización de "política", argumentó que lo que no se puede "hacer es gritar todos los días, crispar, porque eso no nos lleva a ninguna parte". Por ello, reclamó a los sindicatos que "no utilicen" el recurso de la huelga general "cada dos por tres" a partir de ahora.
Y el Gobierno, entretanto, multiplicó las apariciones de distintos responsables del Gabinete porque una novedad que sí registró esta huelga frente a la anterior contra las políticas de Mariano Rajoy es el apoyo y la llamada a la movilización hecha por el PSOE.
Su secretario general, Alfredo Pérez Rubalcaba exigió al Ejecutivo que "cambie su política económica para no dejar a mucha gente en la cuneta". El titular de Economía, Luis de Guindos replicó que la hoja de ruta emprendida (en alusión a los ajustes) "es la única alternativa posible".
Que hubiese tantas alusiones a la crispación no es baladí, ya que si algo ha cambiado entre la jornada de huelga de marzo pasado y la de ayer es el nivel de oposición a las últimas medidas implantadas por el Ejecutivo. De marzo a ahora se han anunciado nuevos ajustes en materias tan sensibles como son la sanidad y la educación, se ha subido el IVA y se ha decretado la suspensión de la paga extra de Navidad a todos los empleados públicos. Por ello, ayer fue un día que determinados colectivos, como el personal sanitario, aprovecharon para reivindicar un sistema público de sanidad universal y gratuito.
Otro de los focos que concentró la ira de los manifestantes y de quienes decidieron secundar el paro fue el plan de ayudas puesto en marcha para rescatar a los bancos con problemas. Muchas sucursales amanecieron con los tradicionales sabotajes a sus cajeros automáticos y, como novedad, muchas pintadas alusivas a su falta de sensibilidad con quienes no pueden hacer frente a sus hipotecas mientras reciben dinero público para sanear sus cuentas.
Todo lo demás fue prácticamente calcado a lo ocurrido siete meses antes: paro masivo en la industria, transporte a medio gas y comercio dividido. Más de un centenar de detenidos y 40 heridos en los incidentes. Demasiadas similitudes y, otra vez, pocos avances.

















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