lunes, 17 de junio de 2013

LA COMODIDAD DE LAS LETRAS



Desde que tengo uso de razón, que por otro lado es una frase completamente idiota, he estado leyendo sin parar. No sé estar sin leer, no sé estar sin un libro entre manos y otro esperando. No siempre he leído igual y hay muchas cosas que he ido cambiando.

Antes jamás releía..en el último año y medio he descubierto el placer de releer y creo que voy a seguir haciéndolo. Releer tiene casi más riesgo que leer de primeras. En principio y alguien como yo que jamás lee contraportadas y huye de recomendaciones excesivamente entusiastas, se lanza a leer sin expectativas previas..bueno si, uno espera que le guste, le entretenga, le haga pensar…pero no espera jamás que sea un libro que le deje del revés. Eso solo pasa con algunos libros.

Cuando eso pasa es una experiencia para guardar en una caja y enseñársela solo a unos cuantos escogidos. Y esa caja solo la puedes volver a abrir si estás dispuesto a pasar por la desilusión de que un libro que te dejó del revés con 14, 23 o 27…te deje complemente frio ahora. La culpa no es del libro...es como los amantes...o los antiguos amores...tuvo su momento y pasó...pero la desilusión puede ser brutal. Esperas un polvo con fuegos artificiales y te encuentras con un misionero con la ropa puesta.

Por eso releo con muchísimo cuidado y solo cuando concurren otro tipo de circunstancias más allá de mi interés por rememorar esa experiencia.
Otra cosa que no hacía antes era sacar libros de la biblioteca...solo compraba...quería que fueran “mios”. Pero un día, y dado que vivía a 100 metros de una de las mejores bibliotecas de Madrid decidí entrar y desde entonces soy usuaria compulsiva. No he dejado de comprar, pero me mola ir y deambular con mi lista de libros buscando lo que quiero, me mola indignarme con los que no los devuelven a tiempo y me mola cuando uno no me gusta y pienso...la pasta y el sitio que me he ahorrado. Antes de tener mis cuadernos de lecturas no me gustaban los libros de las bibliotecas porque al devolverlos perdía mis páginas con esquinas dobladas…ahora me da igual, copio todo lo que me ha molado y ahí se queda. Además, si un libro me ha gustado muchísimo…acabaré comprándolo por si acaso me da para releerlo.

¿Qué más?

Leer en una pantalla. Desde reyes tengo mi tablet y sí he leído varias cosas en ella. Ahora también tengo un superteléfono en el que también puedo leer. No lo hago. Le veo la utilidad, me resulta cómodo, es cómodo, no me molesta la pantalla y tiene muchas cosas buenas pero si me das a elegir prefiero el papel. En el libro electrónico no puedo doblar las esquinas...y eso me jode. Si, puedo poner una marca, puedo subrayar pero no es lo mismo…una marca hecha en la pantalla no tiene emoción...es solo una marca. Si doblo una esquina, cuando vuelvo a esa página noto la emoción que algo que hay ahí me causó...si la he doblado dos veces busco ansiosamente qué es lo que me llamó la atención, que es lo que me hizo pararme y doblar la esquina. Releo la página conteniendo la respiración, acelerando la lectura según voy avanzando y ¡bang! Ahí está otra vez. Si dejo una marca en la pantalla...esa vuelta a descubrir esa emoción me la pierdo...saltará automáticamente...y sinceramente no es lo mismo.

Me gustan los libros en papel porque si le recomiendo a alguien un libro y me dice que le está encantando...puedo ir a mi estantería, abrir mi ejemplar y ver “Reyes 2003" y sé exactamente en qué momento ese libro entro en mi vida. Con el libro electrónico también, con ver en qué fecha lo agregué a la estantería ya conozco esa información, pero tampoco es lo mismo.

Y el libro en papel puedo prestarlo…puedo darte “mi” libro. No uno parecido, igual, de la misma edición, no. Puedo darte el “mío”, puedes leer el mismo que yo tuve en mis manos y puedes ver mis esquinas dobladas. Por supuesto esto no se hace con todo el mundo, yo lo hago con muy poca gente, poquísima y es otra experiencia que te pierdes con el libro electrónico. Cuando ese libro vuelve a mis manos (en mi casa, después de haber pasado por mis 3 hermanos y molimadre) el libro está manoseado, usado, es mi libro enriquecido por la visión que de él ha tenido la persona a la que se lo he prestado. No es algo tangible materialmente pero sí emocionalmente...incluso cuando me lo devuelven y me dicen: “a mi tampoco me ha gustado tanto”...eso está ahí.

Bueno, pues a pesar de que me mola más el libro en papel no soy una cerril para estas cosas, bueno y para casi ninguna la verdad. El sábado  lei  sobre sobre el futuro del libro, el libro en internet y experiencias “más allá del texto” con el libro. En lo de las experiencias más allá, siempre hay cantidad de intensos y cantidad de tíos que hacen cosas espantosas o auténticas tomaduras de pelo,  pero me he tomado la molestia (bueno...tenia mucha curiosidad la verdad) de bucear en el ELO ( Organización de Literatura Electrónica) y he encontrado algunas cosas muy chulas.

El libro electrónico no tiene la emoción de abrirlo y olerlo...aspirar y sentirte genial, 


En mi casa es que me enseñaron a "respetar" los libros... así que ni marcas, ni dobleces, ni comentarios, ni pepinillos en vinagre. De hecho aún me sorprende saber que hay gente que vive tantísimo sus libros, pero nosotros los usamos igual que si fueran de una biblioteca: con cuidado e intentando que no se estropeen nada.
Por eso lo de leer en papel o digital me da lo mismo quitando que en el lector puedo llevarme 30 libros con las mismas por medio kilo de peso. El olor tampoco me importa porque si me sumerjo en la lectura el que el libro huela a papel o no huela a nada no me afectará, que no me imagino leyendo una batalla sangrienta y pensando "oh, cómo huele esta batalla sangrienta de bien a papel impreso".
Para gente como yo el lector está muy bien por comodidad, eso sí, un libro jamás se te va a quedar sin batería. Se te terminará el libro a mitad de un viaje, eso sí, y no tendrás nada que leer o tendrás que llevar 2 libros encima.

Y ya para personas mayores es una maravilla. Mi yaya tiene un Kindle que le regalamos por su 90 cumpleaños sus nietos y está encantada: letra enorme, sus articulaciones no se resienten, pasa de un libro a otro con una velocidad pasmosa...
Para playa o piscina: mejor papel. Para parque, viajes o casa: mejor lectos.o uso mucho la biblioteca, por espacio, por economia y porque si es malisimo me da mucha rabia. Ademas soy incapaz de tirar un libro, y darlo o regalarlo sabiendo que no me gusto, me parece una putada. Asi que lo cojo de la biblio, y si me encanta, seguro que me lo compro.

Soy relectora compulsiva, tanto que tengo mas o menos una docena de libros que releo cada año, con el consiguiente descuento de tiempo para lecturas nuevas.

Siempre sigo un par de reglas para releer:

-Nunca releer algo de epocas muy remotas, ni de niñez, ni de adolescencia tumultuosa, ni de autoayuda (me lo estoy saltando con Celia, despues de leerte un post que aun conservas los tuyos...y creo que voy a parar)

-Nunca releer algo de epocas muy marcadas, ni de autoayuda. 
Todos estos tuvieron su momento y releerlos es el polvo del misionero con ropa como tu dices.

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