Primeramente dar gracias por concluirlo y tener la fuerza y el
aliento para continuar en el 2017. No doblegarse ante los problemas y
obstáculos que se nos presentan, siempre ver hacia delante y ser
positivos.
Porque hay personas que se apegan a la congoja como si
fuera una virtud, y nada ganan, es mejor dejarla marchar con alivio y
preferir el optimismo, que más que una virtud, es un Don.
Que
sumado a lo que hacemos todos los días es lo que va haciendo camino,
porque son los actos y no las palabras los que hablan por las personas,
por más que se diga y se mienta, la verdad no se puede esconder.
Por
más difícil que se presenten las cosas, hay que darse un compromiso con
la vida, no perdamos el tiempo buscando respuestas a lo que no tiene
preguntas. Se tiene que trabajar presente y futuro para salir adelante.
En segundo lugar, creo también que estamos aprendiendo, nos estamos
familiarizando con unos medios nuevos que es evidente que ofrecen muchas
posibilidades y que estamos lejos de haberlas explorado en su
totalidad. Quizá lo más relevante para las organizaciones patrimoniales
es que estos nuevos medios de comunicación que son las redes sociales
son gratuitos y esta característica los hace radicalmente distintos a
los medios de comunicación tradicionales. Una campaña de comunicación en
radio, prensa o televisión sólo se la pueden permitir (y no siempre)
los grandes museos, mientras que hasta el más pequeño museo se puede
permitir el acceso a las redes sociales. En este nuevo escenario la
eficacia del marketing cultural dependerá de la capacidad del equipo
humano de la institución patrimonial y para que esa eficacia sea elevada
será preciso que las instituciones cuenten con recursos materiales y
con profesionales bien formados y remunerados y eso nos pone delante de
dos cuestiones: ¿Está la formación post universitaria en España
orientada a la formación de los nuevos perfiles profesionales que
precisan y precisarán las organizaciones patrimoniales? ¿Existe en
España un mercado laboral atractivo capaz de absorber a los nuevos
profesionales del sector del patrimonio y, por tanto, capaz de
motivarles a asumir el elevado coste que supone su formación
post-universitaria? La respuesta a la primera pregunta es que no lo está
de manera generalizada mientras que la respuesta a la segunda pregunta
es un no rotundo.
Debemos estar agradecidos cuando alguien nos llama por teléfono para preguntarnos cómo estamos. ¿Quién obliga a una persona llamar a otra? Nadie, sólo lo hacen porque nos quieren y nos aprecian.
No seamos personas ingratas y sepamos
dar las gracias a cualquier persona que haga algo por nosotros.
Un ejemplo muy claro es que cuando vamos a un salón a tomar un té
pagamos la cuenta, rara vez dando las gracias a quien nos estuvo
atendiendo lo mejor que pudo.
Yo siempre agradezco, hasta a la persona que trabaja en el supermercado y nos muestra el producto, es un gesto amable y hay que agradecer. Cuando nos despertamos y abrimos los ojos ¿damos las gracias a Dios por el solo hecho de respirar? Bueno, eso que cada cual lo responda en su interior.
Nunca des las cosas por sentadas, di con palabras lo que sientes, muchas
veces por perezosas no llamamos a la casa o a nuestros amigos y cuando
llamas ya es tarde pues esa persona ya no está y lo peor es que ya no
volverá, como cuando alguien que amamos se va de este mundo y no pudimos
hablarle.
No dejemos nada para
mañana, muchas veces puede ser demasiado tarde, hoy mismo agradece todo
lo que han hecho por ti y empieza por decirle a Dios “muchas gracias Señor por darme un día más para enmendar mis errores” y después, a todas esas personas que hemos dejado de lado
Es de ilusos pensar que
alguna vez podremos estar totalmente libres de problemas, pues siempre
tendremos algo que nos incomode, nos robe el sueño, o nos haga sentir
insatisfechos con la vida. Tan pronto resolvamos un problema
descubriremos otro nuevo, o lo que es peor, presenciaremos el retorno de
un problema que creímos ya superado. Tanto así que es lógico que en
ocasiones nos desanimemos, perdiendo la ilusión por vivir el día a día,
pensando que la vida ya no podrá sorprendernos ni alegrarnos…
Esos pensamientos no son buenos, no nos hacen bien, y tenemos que deshacernos de ellos pues si vamos a vivir, cosa que ya estamos haciendo, que sea con alegría y esperanza en cada nuevo día.
Después de todo, no todo es negativo, tenemos que aprender a valorar también las cosas buenas sin darlas por sentado.
Aún quedan muchas sorpresas por ver, no demos nada por sentado, no
pensemos que ya lo hemos visto todo y que la vida no nos puede
sorprender… Nunca pensemos que estamos de vuelta de nada, no nos dejemos
llevar por la tristeza del corazón ni nos sintamos desilusionados por
lo que no hemos logrado. No seamos personas amargadas, aun cuando la
vida nos trate mal, siempre busquemos dejar un bonito recuerdo en las personas que estuvieron en nuestro camino.
Las mejores COSAS de la vida NO son cosas, son SENTIMIENTOS. No se compran, se obtienen gratis. No se venden, se regalan...
No busques el amor verdadero, no existe, ni se encuentra... SE CONSTRUYE.
No busques a alguien que resuelva tus problemas, busca a alguien que NO te deje enfrentarlos solo.
Cambia las personas que te hacen perder el tiempo, por aquellas que te hacen perder la noción del tiempo.
No hay que ser ingeniero para construir un amor, ni abogado para
defenderlo o doctor para salvarlo. Sí se requiere ser sincero para
conservarlo...
SI y NO son palabras cortas, pero fuertes. La mayoría de nuestros
problemas son por decir SÍ demasiado rápido y NO demasiado tarde.ç
Y LO QUE TENGO , MUY CLARO ES QUE: