Si puede ser, pero a poco no, vale la pena vivirla.
Es dura cuando te sientes solo, cuando te hacen sentir mal, cuando crees que no hay nadie en quien puedas confiar, cuando te sientes sola...
Cuando el mas mínimo detalle te hace llorar, o recordar cosas que te han pasado.
¿Sabes cuando es dura la vida?
Cuando no la disfrutas, cuando no aprendes a valorar el hecho de respirar, cuando el estar vivo es lo mas maravilloso.
No les miento a mi me han pasado muchas cosas a mis escasos 16 años, he sufrido de desprecios, de humillaciones, de gente que me quiere ver abajo, de gente que me odió, de gente que nada más busca el mal, pero de esa gente estamos rodeados, yo
ahora me digo, por que buscas el mal de las personas, si hay muchas, que te hacen sentir bien.
El fracaso no existe, existen los errores.
El mundo en el que se vive, o el entorno, se lo da cada persona, los hechos son los que hablan, bien o mal, siempre lo bueno o lo malo con el tiempo, se recompensa.
Yo he sufrido maltratos físicos y psicológicos, he deseado muchas cosas que muchos gozan, la riqueza no lo da todo la pobreza tampoco, lo que te hace crecer son las ganas de salir adelante, las ganas de ser tu misma, los propósitos, las metas, lo
que quieres hacer.
Primero que todo debo pensar en mi, no buscando depender de nadie, saber que si lo quiero hacer lo haga.
Si, la vida no es fácil pero hay cada de talle, una mirada, una palabra, una sonrisa, un hola, un adiós, todo cuesta pero a veces uno se lo hace mas complicado, tal vez yo peco de ser una persona rencorosa, una persona, que todo lo vive y todo lo
siente, una persona que llora.
Una persona común como tu y como yo, la diferencia es que yo le he encontrado sentido a la vida en vez de buscar mi mal prefiero encontrar mi bien, porque tu tienes la llave de tu felicidad y porque hay una vida que vivir.
Gracias a la vida soy la persona que soy, y le agradezco a los que mas me han hecho daño, por que me han hecho mas fuerte.
La soledad siempre me ha acompañado en mi vida.
Te puedo decir que mi niñez no fue nada fácil, es mas, yo digo que no tuve infancia pero si tengo muchos recuerdos. Algunos buenos, otros no muy buenos, unos alegres, otros tristes y así por el estilo. Yo digo que la soledad es mi única compañera en mi vida, que por mas que trate de dejarla ella no me va a soltar.
Hay momentos en que estoy rodeado de todas mis amistades, mi familia, compañeros y demás gente que me conoce y me quiere y por más gente que tenga alrededor mío, me siento solo.
Otra cosa que pienso mucho es que nací solo y solo estaré toda mi vida; con amistades, familia, compañeros y demás pero solo por dentro. En la soledad es en quien único puedo confiar porque no confío en nadie, ni en mi propia sombra. Las personas en las que un día puse mi confianza me traicionaron, me dieron con un puñal por la espalda; y cada vez que pongo mi confianza en alguien me pasa lo mismo tarde o temprano.
La mayoría de la gente que me conoce no sabe casi nada o mejor dicho nada de mi lado oscuro. Le digo lado oscuro porque es el lado de mi que no doy a demostrar, ¿porque?, por miedo. Miedo a que se vayan a burlar de mi o me rechacen, por eso me considero un payaso.
Porque los payasos tienen una sonrisa pintada en su cara pero debajo de esa gran sonrisa pintada se esconde una persona muy diferente de lo que aparenta y así soy yo; vivo con una sonrisa falsa. La soledad es mi amiga y enemiga, mi compañera de vida. Hay quienes dicen que quieren ayudarme y yo como buen tonto les creo, porque son personas que quiero y creo que me van a ayudar. Al principio bien chévere con uno y paqui y palla hasta que me convencen, pero luego, jajaja, es que viene lo de siempre la traición y con la traición
la soledad.
Otra cosa por la que no digo lo que siento y pienso realmente es porque siento que con la realidad envés de ayudar a la persona lo que hago es hacerle mas daño, la desilusiono y le rompo los sueños que tanto anhelan. En la vida he tenido que aprender a mentir aunque no me guste. A veces siento que ayudo mas a la persona diciéndole una mentira que diciéndole la verdad. Hay momentos en que quisiera confiar en todo el mundo y decirle todas las verdades, pero mi corazón esta tan roto y tan lastimado, que realmente no puedo.
Medicina en forma de letras
Como la medicina, la literatura debe ser administrada en la dosis adecuada y en el momento justo, por lo que en The Novel Cure se especifica qué libro debe leerse, a qué edad y como remedio a qué mal. Las penas y dolores, ordenados alfabéticamente, se corresponden con uno o varios libros. Las autoras explican el porqué de esa recomendación. Según Berthoud y Elderkin, los diferentes libros “te abren caminos para superar las dificultades de la vida”
LA LITERATURA SEGUN
- ¿Por qué usar la metáfora de la oscuridad como hilo conductor?
- Inicialmente, lo único que tenía era una habitación oscura que aparecía como imagen, donde no se ve y donde nadie habla, solo entra y sale gente y se va relacionando. A partir de ahí, vi el potencial metafórico que tenía la habitación oscura para intentar dar una interpretación más compleja de lo que nos está ocurriendo. Y también para crear en el lector extrañeza, que no miremos a los personajes con la normalidad a la que estamos acostumbrados. Fuera de eso, la propia oscuridad es un recurso con muchas posibilidades para leer el tiempo que vivimos por los opuestos que permite: entre la luz y la oscuridad, en un tiempo como este, que por un lado es oscuro, pero por otro es de hipervisibilidad; la habitación como espacio cerrado permite el dentro y fuera, ese estar dentro de la habitación que, en realidad, es estar fuera del mundo real durante el tiempo que los personajes pasan dentro.
- Pero ese refugio termina pasándoles factura.
- Claro, son quince años en los que la función de la habitación cambia como cambian ellos. Pasan de jóvenes a adultos con miedos y decepciones, para acabar golpeados por la crisis. Por eso, la habitación oscura comienza siendo un sitio donde se ríen y divierten y acaba convirtiéndose en un sitio donde llorar y gritar. Es un itinerario muy compartido en mi generación: hemos pasado de ser unos jóvenes a los que se nos prometía todo a convertirnos en unos cuasiadultos que hemos tenido que enfrentarnos a una situación con la que no contábamos a estas alturas de la vida.
- El eterno «día de la risa» termina por provocar un llanto inconsolable.
- Claro, y eso tiene que ver con cómo entendíamos todos la vida a esa edad. Pensábamos que esto iba a ser una risa continua y hemos acabado llorando y gritando. Tenemos que ver ahí también nuestra parte de responsabilidad, cuáles han sido esos refugios que han terminado siendo insuficientes cuando de verdad hemos necesitado protegernos.
- Pero, ¿hay culpables?
- El tema de la culpa siempre es delicado, porque tienes que tener cierto equilibrio para no caer en el discurso culpabilizador de que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y que estamos interiorizando. Yo, sin llegar a eso, sí creo que en el relato que hemos ido construyendo de la crisis faltamos nosotros, no nos hemos incluido.
- ¿Quiénes somos nosotros?
- Los ciudadanos. Nos situamos como espectadores y son otros los culpables, los que nos tienen que ofrecer soluciones. Todos tenemos muy clara la responsabilidad de la banca, de la clase política, de las inmobiliarias, pero no nos colocamos nosotros en ese relato. Esa es la pieza que falta. Por eso, el relato que hemos ido construyendo es insuficiente, simplificador. Tenemos que ver qué hemos hecho en este tiempo. No se trata tanto de culpabilizarnos, como de hacer autocrítica y hacernos cargo de nuestra vida, porque es la única manera de apropiarnos de nuestro futuro. Yo en la novela lo intento con mi generación, cuál ha sido nuestra actitud, cómo nos hemos dejado meter en esto. No tenemos que esperar a que venga nadie a sacarnos, somos nosotros lo que tenemos que reapropiarnos de nuestras vidas y decisiones.
- En la novela optó por un crudo desenlace. ¿Cómo ve usted el futuro?
- En eso me pasa como a los personajes del libro: tampoco veo con claridad el futuro negro, simplemente no veo el futuro. Teníamos un futuro previsto, nos habíamos dibujado un horizonte que tenía que ver con las promesas con las que nos habían educado y, de repente, eso se nos ha venido abajo. Pero tampoco tenemos con qué sustituirlo. Mantenemos cierta esperanza de que esto se arreglará y volverá a estar vigente la promesa de un futuro mejor, pero ni siquiera vemos con nitidez un futuro negro al que hacernos. Ahora mismo no existe ese futuro, y eso tiene su parte buena y es que aún está en nuestras manos cómo sea ese futuro.
- ¿Qué pasará cuando se haga la luz?
- Se está haciendo ahora. Solemos pensar que ahora estamos viviendo un tiempo oscuro y yo creo que es al revés, que ahora estamos viviendo un tiempo muy claro. Antes no veíamos lo que ocurría, estábamos cegados o deslumbramos. Lo que vemos no nos gusta y tampoco lo que viene, pero el hecho de que hayamos alcanzado cierta clarividencia es un comienzo.
- ¿Se puede vivir en la oscuridad?
- Uno puede intentar refugiarse en la oscuridad, pero es un refugio insuficiente. Lo que necesitamos hoy es todo lo contrario. Hoy necesitamos salir de la habitación a la calle, a la luz, y ver a los demás.
- ¿Es consciente de que se ha convertido en una suerte de conciencia literaria de su generación?
- No, no en ese sentido. Creo que la literatura tiene una capacidad grande de interpretar la realidad e interpelar al tiempo en el que viven los ciudadanos, pero temo que, en los últimos tiempos, la literatura ha ido perdiendo relevancia social, está quedando confinada a un lugar irrelevante. Eso le quita un poco de fuerza a tu ambición de abrir esa reflexión, de provocar ese debate. Seguramente, los autores también hemos tenido nuestra parte de culpa por no haber estado a la altura de lo que esperaban de nosotros los lectores y, tal vez por eso, nuestras creaciones han perdido algo de relevancia. Con mis libros sí he tenido una voluntad clara de intervención social, de escribir para mi gente, para mi tiempo.
- Entonces cree en la capacidad de denuncia del creador.
- Siempre he creído en el potencial de la literatura para arrojar algo más de luz sobre lo que nos está ocurriendo. No servirá para cambiar el mundo, pero la literatura sí consigue transformaciones. Hay ciertos libros por los que todos hemos pasado alguna vez y no hemos salido iguales, lecturas que nos sacuden.
- La cultura se ha visto relegada a un mero entretenimiento.
- Cuando echamos la vista atrás y pensamos qué ha pasado, cómo es posible que hayamos llegado hasta aquí, solemos pedir cuentas a los políticos, a los periodistas… pero no a los creadores, y yo creo que a nosotros también se nos tiene que pedir cuentas. ¿Dónde estaban hace diez años los libros, las películas que nos advirtieran de lo que estaba por llegar? Yo creo que los creadores no hemos estado a la altura del papel que se nos pedía.
- Tras leer la novela, no me queda muy claro si los tiempos actuales son de esconderse o contraatacar.
- Personalmente, la respuesta no es ni esconderse en la habitación del libro ni contraatacar. La respuesta es salir a la luz, construir comunidad de verdad, salir a buscar a los otros, vernos y hablarnos y construir colectivo. Eso está creando pequeñas transformaciones, cambios de conciencia que por ahora son pequeños pero que, a largo plazo, sí van a ser importantes. Ahí es donde está lo interesante, en la resocializacion y repolitización de los ciudadanos.
- Pero tenemos el precedente del 15-M, que con el paso del tiempo se ha diluido.
- El 15-M por sí mismo tiene valor si se compara con el tiempo del que venimos, porque ha conseguido una rápida repolitización de los ciudadanos, pero veníamos de muy atrás, de un momento bastante bajo en la conciencia ciudadana. Es verdad que el balance es negativo y estamos perdiendo por goleada, pero tenemos que asumir nuestra parte, incluso los que hemos participado en el 15-M. Cuando tenemos ese discurso de que queremos transformar la sociedad, ¿lo tenemos interiorizado, estamos dispuestos a renunciar a ciertas cosas? ¿Realmente queremos darle la vuelta a esto o simplemente queremos mantenernos ahí, sin perder mucho más hasta el día en que podamos recuperar algo por sí solo?
- ¿Es posible una reformulación del sistema?
- No solo es posible, es imprescindible. Estamos en un callejón sin salida, el deterioro político, económico, social e institucional no se repara ahora mismo tal como estamos. La cuestión ya no es si va a haber un cambio de sistema en profundidad e